A los que luchan
Y mueren combatiendo
Las catástrofes naturales.
Cuenta una leyenda que cuando los dioses ordenaron a Epimeteo otorgar los dones a los seres vivos, éste se olvidó de conceder alguno a la Humanidad.
Entonces, Prometeo robó el fuego y se lo dio a los hombres…Prometeo, el encadenado.
La Naturaleza os privó, primero, de la velocidad para huir de vuestros perseguidores; después, de las garras con las que defenderos y atacar; luego, de mandíbulas poderosas; más tarde, de fuerza bruta; y, por último, del pelaje que os protegía del frío…el frío nocturno y de los duros inviernos de la Antigüedad.
La Naturaleza os lo arrebató todo y produjo, para vosotros, enemigos varios que os dieran caza y os torturaran sin piedad.
¡Ay, especie de especies, reina de la Creación!...no necesitasteis más que mirar al cielo e imaginar las fuerzas superiores que lo regían todo; hicisteis a los seres más poderosos del universo a vuestra imagen y semejanza, y los utilizasteis para infundiros el valor para resistir sobre la faz de una Tierra que os negaba la vida, que os imponía la cruel muerte de las bestias inferiores y mundanas.
¡Ah, la Humanidad!...os pusisteis en pie, os alzasteis sobre vosotros mismos, y vuestros ojos se acostumbraron a ver más lejos que los de ningún otro ser del mundo.
Vosotros os hicisteis a vosotros mismos. Plantasteis cara a la Naturaleza y la mirasteis de frente, a los ojos, sin amedrentaros ni titubear un solo instante.
Disteis el paso hacia vuestra libertad. Aprendisteis a crear y a dominar el fuego, y sometisteis a las demás criaturas vivas; inventasteis la rueda y la mecánica; recorristeis el orbe de un extremo al otro y fuisteis los únicos capaces de contar su historia; alcanzasteis la excelencia con vuestros inventos, y modificasteis el mundo, y viajasteis fuera de vuestro propio planeta…el mismo que os ponía impedimentos para la vida.
¡Sois los amos de la Tierra!...no oigáis a quien os diga, altanero, que sois parte de ella, ¡no!
No sois de la Tierra, ella es vuestra. Habéis ganado el derecho a poseerla y cuidarla para vuestros hijos. Habéis ganado el derecho a modificarla y respetarla para vuestros hijos. Habéis ganado el derecho a hacer de los planetas vuestro mundo…¡sois los amos de la Tierra!
Ahora los fuegos os arrasan; las inundaciones ponen a prueba vuestro derecho; los volcanes escupen abrasador fuego de muerte; ciclones y tifones juegan con vuestro mundo y os deslegitiman. ¡Levantaos de nuevo! Demostrad otra vez al planeta que vuestra fuerza es incontestable, que domináis la energía y la materia, el tiempo y el espacio.
Sólo vosotros decidiréis el final de vuestra epopeya…seguid luchando y dominad la Creación.
sábado, 25 de julio de 2009
La naturaleza del Hombre.
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